Fue una tarde de primavera cuando todo ocurrió. Yo, Takashima, era un desafortunado adolescente. Os voy a explicar porqué.
Mi familia y yo estuvimos viviendo en Tokio, donde estaban todos mis amigos y la gente que yo quería.
Un día, cuando estaba volviendo del colegio, mi abuela-la única que me comprendía y apreciaba- salió a mi encuentro y me tiró del brazo violentamente alejándome de casa.
-Nos vamos, coge las maletas.-me decía mientras me conducía al coche en el que ya se estaba sentando mi abuelo al volante.
-¿POR QUE?-grité yo.
En ese preciso momento escuché a mis padres gritándose el uno al otro.Años después me enteraría de que mis padres se separaron y mi padre murió de un infarto.
Ya hacía cinco años de esto-yo ya tenía dieciseis años-Y ahora viviamos en Narita. Mi vida era el infierno y yo deseaba con todas mis fuerzas que terminara.Entonces apareció él. Era primavera como cuando nos mudamos de tokio, mis abuelos, que tenían que educarme solos y con miedo a que un día ellos faltaran, decidieron meterme en un internado. Reconozco que cuando me lo dijeron-con toda la buena voluntad del mundo- me eché a llorar. Yo los quería más que a mi vida pero comprendía su situación.
El primer día que entré en el internado a mi abuelo le habían diagnosticado seis meses de vida, por lo que, no volvería a verlo. Cuando llegué allí me quedé impresionado, no tenía nada que ver con lo que yo había imaginado. Era un edificio enorme y luminoso, los niños venían jugando por el pasillo y se escuchaba a los pájaros ponerse a cantar desde los cerezos del patio. Comencé a subir las escaleras pero un chico pasó corriendo a mi lado e hizo que me tropezara-cosa que no era difícil- y fui rodando por las pocas escaleras que había subido.
-¿Estás bien?
Con un poco de esfuerzo miré hacia arriba y vi a un chico rubio que estaba estirando su mano para impulsarme a levantarme.
-Sí, gracias-mentí.
En ese momentó y sin saber por que empecé a sentir como mi corazón comenzaba a palpitar muy deprisa y mi cara iba obteniendo un tono cada vez más sonrojado.
-Me llamó Yuu-siguió diciendo aquel joven de aspecto angelical.
''el gusto es mío''...
Por Guadalupe G.
Mi familia y yo estuvimos viviendo en Tokio, donde estaban todos mis amigos y la gente que yo quería.
Un día, cuando estaba volviendo del colegio, mi abuela-la única que me comprendía y apreciaba- salió a mi encuentro y me tiró del brazo violentamente alejándome de casa.
-Nos vamos, coge las maletas.-me decía mientras me conducía al coche en el que ya se estaba sentando mi abuelo al volante.
-¿POR QUE?-grité yo.
En ese preciso momento escuché a mis padres gritándose el uno al otro.Años después me enteraría de que mis padres se separaron y mi padre murió de un infarto.
Ya hacía cinco años de esto-yo ya tenía dieciseis años-Y ahora viviamos en Narita. Mi vida era el infierno y yo deseaba con todas mis fuerzas que terminara.Entonces apareció él. Era primavera como cuando nos mudamos de tokio, mis abuelos, que tenían que educarme solos y con miedo a que un día ellos faltaran, decidieron meterme en un internado. Reconozco que cuando me lo dijeron-con toda la buena voluntad del mundo- me eché a llorar. Yo los quería más que a mi vida pero comprendía su situación.
El primer día que entré en el internado a mi abuelo le habían diagnosticado seis meses de vida, por lo que, no volvería a verlo. Cuando llegué allí me quedé impresionado, no tenía nada que ver con lo que yo había imaginado. Era un edificio enorme y luminoso, los niños venían jugando por el pasillo y se escuchaba a los pájaros ponerse a cantar desde los cerezos del patio. Comencé a subir las escaleras pero un chico pasó corriendo a mi lado e hizo que me tropezara-cosa que no era difícil- y fui rodando por las pocas escaleras que había subido.
-¿Estás bien?
Con un poco de esfuerzo miré hacia arriba y vi a un chico rubio que estaba estirando su mano para impulsarme a levantarme.
-Sí, gracias-mentí.
En ese momentó y sin saber por que empecé a sentir como mi corazón comenzaba a palpitar muy deprisa y mi cara iba obteniendo un tono cada vez más sonrojado.
-Me llamó Yuu-siguió diciendo aquel joven de aspecto angelical.
''el gusto es mío''...
Por Guadalupe G.
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